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Las patologías cotidianas

patologiascotidianasxfacebook Hoy quiero esbozar un tema recurrente en consulta y también en la observación de la vida diaria en mi entorno de amigos y conocidos. Es el de las personas que sin estar diagnosticadas de ningún tipo de patología psíquica, tienen comportamientos claramente patológicos o al límite de la patología, y que sufren y hacen sufrir muchísimo a su entorno. Empezando por los desarreglos alimenticios, tenemos a un sinfín de personas que están constantemente buscando la mejor dieta para mantener la línea o para vivir una vida lo más saludable posible. Por supuesto que cuidarse es signo de salud mental y física. Pero hacerlo de forma obsesiva no. ¿Imagen? ¿huida de la muerte y de la enfermedad? En este orden de tipologías alimenticias encontramos también el caso contrario, aquellas personas que se abandonan a sí mismas y hacen de la comida una forma de compensación de sus malestares internos, abusando de la misma en tipos y cantidad. Parece que busquen un modo de destruirse y cuando se les dice que el exceso de colesterol “puede” estar relacionado con lo que comen y con la cantidad que comen, no quieren ni escuchar, excusándose en que tienen derecho al placer… Otros tipos más complejos aun son los triunfadores sociales que en casa se quitan la máscara. No, no me refiero a que llegan cansados y se les escapa alguna frase fuera de lugar. Es otra cuestión totalmente distinta. Son personas que fingen para ser aceptados en sus relaciones laborales, para dar una imagen y que no pueden estar siempre manteniendo el grado de tensión que ello implica. Son personas con una gran inseguridad interior, que no se atreven a mostrarse, que temen a los demás, que se ocultan. Sus mecanismos de defensa pueden llevarles a ser agresivos con su entorno más próximo. La agresividad puede ser física o emocional. Suelen ser muy controladores y no soportan los cambios no programados. Hay personas que en términos psicoanalíticos se denominan perversos narcisistas, que son realmente peligrosas para sus relaciones próximas. Suelen ser personas con un CI alto, pero una inteligencia emocional casi nula. Sin empatía, sin real interés por los demás. Son manipuladores y taimados. Seductores en grado sumo y pacientes, muy pacientes. Como el tigre que acecha a sus presas, pueden esperar el momento oportuno para “capturar” a las personas de las que desean aprovecharse. Ellos se dicen a sí mismos que son fenomenales, aunque en ciertos momentos duden de sí mismos y se vuelvan aún más peligrosos. No es fácil detectarlos a primera vista. Pero cuando se les ve…hay que salir corriendo. También están las personalidades cara y cruz. Presentan una inmadurez emocional grave. Se han quedado estancados en un etapa infantil muy lejana y no consiguen comprender las relaciones ni aceptar las emociones. Viven momentos de máxima alegría, en los que se muestran sumamente encantadores y sin saber muy bien qué ha sucedido ni qué les ha molestado, de repente, pueden cambiar completamente y convertirse en un dragón que escupe fuego. Generan inseguridad extrema en sus relaciones, la sensación de tener que ir constantemente con pies de plomo para no despertar al dragón dormido…pero no sirve de nada ya que el origen de su malestar está en su interior y poco pueden hacer los amigos y familiares para no “despertar” al monstruo. Lo mejor, es también alejarse y dejar que se cuezan en su propia salsa…deseándoles que algún día acepten que tienen un problema y que necesitan ayuda especializada. Tal vez reconozcáis en esta lista, hecha en pijama y zapatillas, y os pido disculpas por ello, pero es cuando las ideas se me ordenan mejor… como decía, quizás reconozcáis a alguno de vuestros allegados. Si es así, pues tenéis diversas opciones. La primera aceptar que es así. La segunda no aceptarlo e iros a leer la pagina de deportes o de cocina de cualquier periódico. Si seguís esta segunda opción, simplemente posponéis la toma de decisiones. Para los que tomáis la opción de reconocer que conocéis, convivís o compartís despacho con una persona que encaja en alguna categoría de lo descrito, debéis aprender a valorar lo que está en juego para vosotros y a saber si podéis gestionar la situación sin desgastaros personalmente ni perderos a vosotros en el intento. No siempre es fácil salir de las redes y compromisos de las relaciones, familiares, de trabajo o de pareja. Debéis pensar que si la persona no acepta sus problemas, vosotros no podréis asumirlos en su lugar. Si pensáis que vosotros podéis estar en alguno de los casos mencionados, pues ¡manos a la obra! Como he dicho antes, reconocer que se tiene un problema es el primer paso hacia su solución real. Confiad en vuestra capacidad de sanación y dejaos ayudar por un psicólogo de confianza… os queda mucho por vivir y ¡mejor vivirlo con plenitud! patologiascotidianasxfacebookHoy quiero esbozar un tema recurrente en consulta y también en la observación de la vida diaria en mi entorno de amigos y conocidos. Es el de las personas que sin estar diagnosticadas de ningún tipo de patología psíquica, tienen comportamientos claramente patológicos o al límite de la patología, y que sufren y hacen sufrir muchísimo a su entorno. Empezando por los desarreglos alimenticios, tenemos a un sinfín de personas que están constantemente buscando la mejor dieta para mantener la línea o para vivir una vida lo más saludable posible. Por supuesto que cuidarse es signo de salud mental y física. Pero hacerlo de forma obsesiva no. ¿Imagen? ¿huida de la muerte y de la enfermedad? En este orden de tipologías alimenticias encontramos también el caso contrario, aquellas personas que se abandonan a sí mismas y hacen de la comida una forma de compensación de sus malestares internos, abusando de la misma en tipos y cantidad. Parece que busquen un modo de destruirse y cuando se les dice que el exceso de colesterol “puede” estar relacionado con lo que comen y con la cantidad que comen, no quieren ni escuchar, excusándose en que tienen derecho al placer… Otros tipos más complejos aun son los triunfadores sociales que en casa se quitan la máscara. No, no me refiero a que llegan cansados y se les escapa alguna frase fuera de lugar. Es otra cuestión totalmente distinta. Son personas que fingen para ser aceptados en sus relaciones laborales, para dar una imagen y que no pueden estar siempre manteniendo el grado de tensión que ello implica. Son personas con una gran inseguridad interior, que no se atreven a mostrarse, que temen a los demás, que se ocultan. Sus mecanismos de defensa pueden llevarles a ser agresivos con su entorno más próximo. La agresividad puede ser física o emocional. Suelen ser muy controladores y no soportan los cambios no programados. Hay personas que en términos psicoanalíticos se denominan perversos narcisistas, que son realmente peligrosas para sus relaciones próximas. Suelen ser personas con un CI alto, pero una inteligencia emocional casi nula. Sin empatía, sin real interés por los demás. Son manipuladores y taimados. Seductores en grado sumo y pacientes, muy pacientes. Como el tigre que acecha a sus presas, pueden esperar el momento oportuno para “capturar” a las personas de las que desean aprovecharse. Ellos se dicen a sí mismos que son fenomenales, aunque en ciertos momentos duden de sí mismos y se vuelvan aún más peligrosos. No es fácil detectarlos a primera vista. Pero cuando se les ve…hay que salir corriendo. También están las personalidades cara y cruz. Presentan una inmadurez emocional grave. Se han quedado estancados en un etapa infantil muy lejana y no consiguen comprender las relaciones ni aceptar las emociones. Viven momentos de máxima alegría, en los que se muestran sumamente encantadores y sin saber muy bien qué ha sucedido ni qué les ha molestado, de repente, pueden cambiar completamente y convertirse en un dragón que escupe fuego. Generan inseguridad extrema en sus relaciones, la sensación de tener que ir constantemente con pies de plomo para no despertar al dragón dormido…pero no sirve de nada ya que el origen de su malestar está en su interior y poco pueden hacer los amigos y familiares para no “despertar” al monstruo. Lo mejor, es también alejarse y dejar que se cuezan en su propia salsa…deseándoles que algún día acepten que tienen un problema y que necesitan ayuda especializada. Tal vez reconozcáis en esta lista, hecha en pijama y zapatillas, y os pido disculpas por ello, pero es cuando las ideas se me ordenan mejor… como decía, quizás reconozcáis a alguno de vuestros allegados. Si es así, pues tenéis diversas opciones. La primera aceptar que es así. La segunda no aceptarlo e iros a leer la pagina de deportes o de cocina de cualquier periódico. Si seguís esta segunda opción, simplemente posponéis la toma de decisiones. Para los que tomáis la opción de reconocer que conocéis, convivís o compartís despacho con una persona que encaja en alguna categoría de lo descrito, debéis aprender a valorar lo que está en juego para vosotros y a saber si podéis gestionar la situación sin desgastaros personalmente ni perderos a vosotros en el intento. No siempre es fácil salir de las redes y compromisos de las relaciones, familiares, de trabajo o de pareja. Debéis pensar que si la persona no acepta sus problemas, vosotros no podréis asumirlos en su lugar. Si pensáis que vosotros podéis estar en alguno de los casos mencionados, pues ¡manos a la obra! Como he dicho antes, reconocer que se tiene un problema es el primer paso hacia su solución real. Confiad en vuestra capacidad de sanación y dejaos ayudar por un psicólogo de confianza… os queda mucho por vivir y ¡mejor vivirlo con plenitud! patologiascotidianasxfacebookHoy quiero esbozar un tema recurrente en consulta y también en la observación de la vida diaria en mi entorno de amigos y conocidos. Es el de las personas que sin estar diagnosticadas de ningún tipo de patología psíquica, tienen comportamientos claramente patológicos o al límite de la patología, y que sufren y hacen sufrir muchísimo a su entorno. Empezando por los desarreglos alimenticios, tenemos a un sinfín de personas que están constantemente buscando la mejor dieta para mantener la línea o para vivir una vida lo más saludable posible. Por supuesto que cuidarse es signo de salud mental y física. Pero hacerlo de forma obsesiva no. ¿Imagen? ¿huida de la muerte y de la enfermedad? En este orden de tipologías alimenticias encontramos también el caso contrario, aquellas personas que se abandonan a sí mismas y hacen de la comida una forma de compensación de sus malestares internos, abusando de la misma en tipos y cantidad. Parece que busquen un modo de destruirse y cuando se les dice que el exceso de colesterol “puede” estar relacionado con lo que comen y con la cantidad que comen, no quieren ni escuchar, excusándose en que tienen derecho al placer… Otros tipos más complejos aun son los triunfadores sociales que en casa se quitan la máscara. No, no me refiero a que llegan cansados y se les escapa alguna frase fuera de lugar. Es otra cuestión totalmente distinta. Son personas que fingen para ser aceptados en sus relaciones laborales, para dar una imagen y que no pueden estar siempre manteniendo el grado de tensión que ello implica. Son personas con una gran inseguridad interior, que no se atreven a mostrarse, que temen a los demás, que se ocultan. Sus mecanismos de defensa pueden llevarles a ser agresivos con su entorno más próximo. La agresividad puede ser física o emocional. Suelen ser muy controladores y no soportan los cambios no programados. Hay personas que en términos psicoanalíticos se denominan perversos narcisistas, que son realmente peligrosas para sus relaciones próximas. Suelen ser personas con un CI alto, pero una inteligencia emocional casi nula. Sin empatía, sin real interés por los demás. Son manipuladores y taimados. Seductores en grado sumo y pacientes, muy pacientes. Como el tigre que acecha a sus presas, pueden esperar el momento oportuno para “capturar” a las personas de las que desean aprovecharse. Ellos se dicen a sí mismos que son fenomenales, aunque en ciertos momentos duden de sí mismos y se vuelvan aún más peligrosos. No es fácil detectarlos a primera vista. Pero cuando se les ve…hay que salir corriendo. También están las personalidades cara y cruz. Presentan una inmadurez emocional grave. Se han quedado estancados en un etapa infantil muy lejana y no consiguen comprender las relaciones ni aceptar las emociones. Viven momentos de máxima alegría, en los que se muestran sumamente encantadores y sin saber muy bien qué ha sucedido ni qué les ha molestado, de repente, pueden cambiar completamente y convertirse en un dragón que escupe fuego. Generan inseguridad extrema en sus relaciones, la sensación de tener que ir constantemente con pies de plomo para no despertar al dragón dormido…pero no sirve de nada ya que el origen de su malestar está en su interior y poco pueden hacer los amigos y familiares para no “despertar” al monstruo. Lo mejor, es también alejarse y dejar que se cuezan en su propia salsa…deseándoles que algún día acepten que tienen un problema y que necesitan ayuda especializada. Tal vez reconozcáis en esta lista, hecha en pijama y zapatillas, y os pido disculpas por ello, pero es cuando las ideas se me ordenan mejor… como decía, quizás reconozcáis a alguno de vuestros allegados. Si es así, pues tenéis diversas opciones. La primera aceptar que es así. La segunda no aceptarlo e iros a leer la pagina de deportes o de cocina de cualquier periódico. Si seguís esta segunda opción, simplemente posponéis la toma de decisiones. Para los que tomáis la opción de reconocer que conocéis, convivís o compartís despacho con una persona que encaja en alguna categoría de lo descrito, debéis aprender a valorar lo que está en juego para vosotros y a saber si podéis gestionar la situación sin desgastaros personalmente ni perderos a vosotros en el intento. No siempre es fácil salir de las redes y compromisos de las relaciones, familiares, de trabajo o de pareja. Debéis pensar que si la persona no acepta sus problemas, vosotros no podréis asumirlos en su lugar. Si pensáis que vosotros podéis estar en alguno de los casos mencionados, pues ¡manos a la obra! Como he dicho antes, reconocer que se tiene un problema es el primer paso hacia su solución real. Confiad en vuestra capacidad de sanación y dejaos ayudar por un psicólogo de confianza… os queda mucho por vivir y ¡mejor vivirlo con plenitud!
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