Quien se interesa hoy en día en la búsqueda de un camino interior puede llegar a sentirse muy perdido ante la multiplicidad de posibilidades que se ofrecen. La elección no es fácil. Además, se usa el nombre de vías tradicionales para vender humo, para vender productos “rápidos y útiles”.
El zen no es un producto, ni un curso que puedes hacer en unas cuantas sesiones.
El zen en realidad no es una elección. El zen te elige. Te toma, te traspasa, te exige. El zen no es una moda. Es una práctica que tiene muchos siglos tras de sí. Siempre ha sido un camino de compromiso pleno, para aventureros con agallas.
No promete nada.
No da nada.
Mas bien te quita.
Te arranca de cuajo lo que impide ver la realidad tal y como es.
Te limpia la mente de telarañas, barre las hojas secas del pasado, quema en el fuego del instante presente los viejos trastos acumulados en tu mente. Te ordena por dentro. Te devuelve a tu plenitud de cuerpo viviente, sintiente.
Te lanza a la hoguera de la espiritualidad radiante.
Si lo que buscas es seguir con tu pequeña vida, más relajado, sin entregarte a un camino espiritual real, no es tu camino.
Si intuyes que tu pequeña vida sólo será plena si en ella vives lo que la Vida te pide vivir, déjate atrapar por el zen. Es posible que sea tu camino. Para averiguarlo, tendrás que entregarte a la experiencia del za-zen.
para saber más:
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