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Desarrolla tu fuerza interior

Artículo publicado en la revista CuerpoMente nº 228 “Había una vez un pequeño león que se perdió en la sabana. Los cazadores habían matado a su madre. Vagando, se encontró con un rebaño de ovejas. Al ser muy joven las ovejas no se inquietaron de ver un león entre ellas y el leoncito se sintió acogido y permaneció en el rebaño. Comía hierba con ellas e intentaba balar con su voz, que se hacía más y más fuerte con el paso del tiempo. Un día, un león adulto miraba el paisaje desde un promontorio. Al ver el rebaño de ovejas observó algo extraño. ¿Qué hace un león en medio de un rebaño de ovejas? Se dijo. Intrigado, se acercó al rebaño. Las ovejas salieron corriendo, pero el leoncito no se asustó. Entonces el león adulto le pregunto al joven león qué hacía allí. Este le dijo, “es normal que esté con las ovejas, soy una oveja”. Oyéndolo, el león le cogió por el pescuezo y le llevo al rio. Allí el leoncito descubrió al mirarse en el reflejo del agua que era un león. “ Y tú, ¿qué eres, oveja o león ? Cada persona tiene una naturaleza interior que le es propia. Cuando el mundo interno y el mundo exterior van a la par, la persona se siente en plenitud y fuerza. Se dice de ella que emana fuerza interna. No es mejor ser león que ser oveja, lo importante es ser aquel que se es. En realidad, toda persona posee aspectos de oveja y de león. Por eso, es importante que cuando necesitamos de nuestro aspecto “león”, este no esté dormido creyendo que es una oveja. ____________________________________________________________________ 1. La psicología habla: Resiliencia y felicidad Para la psicología hablar de fuerza interior es hablar de capacidad de resistir a los momentos difíciles, capacidad de ser feliz a pesar de las adversidades que inevitablemente, en mayor o menor grado, todo el mundo experimenta. Encontrar la energía para seguir adelante en medio de las dificultades. Quien más quien menos todos conocemos qué es vivir un momento especialmente duro y sentir precisamente en ese momento una fuerza serena que parece llevarnos de la mano, sin angustia, y con confianza. También puede haber sucedido en alguna ocasión lo contrario: momentos en los que aparentemente las situaciones no eran las más difíciles de nuestra vida y de repente, todo se hunde interiormente, parece que nos quedamos sin fuerzas. Estas dos respuestas son naturales, tanto una como la otra. Pero el hecho de tener que responder a situaciones difíciles de larga duración y sin posibilidad aparente de cambio es otra cuestión. Estas circunstancias de vida pueden ser una infancia marcada por el abandono parental, la violencia familiar, la guerra, etc. Frente a situaciones especialmente duras y prolongadas la resistencia psicológica y el modo de sobrellevarlas es diferente según las personas. Hoy en día contamos con la ciencia para comprender qué ocurre y qué podemos hacer para vivir una vida aún más plena en nuestro día a día personal. Veamos algunos estudios y sus conclusiones. Boris Cyrulnik, neuropsiquiatra, etólogo y psicoanalista francés, puso de moda el término resiliencia tal y como se conoce actualmente en psicología. La palabra viene de la física y describe la capacidad de un metal para, después de haber recibido un choque o una presión continua, recobrar su estado original. En psicología se refiere a la capacidad de las personas o grupos para sobreponerse al dolor emocional y salir adelante. Se han realizado estudios para tratar de comprender cómo pueden algunas personas sobrevivir en situaciones extremas y lograr un equilibrio interior y una vida con sentido. Uno de los ejemplos que más se ha investigado es el de los campos de concentración en la segunda guerra mundial. En las mismas condiciones, unas personas lograron sobrevivir conservando su integridad psíco emocional y pudieron, al finalizar la guerra, tener una vida “corriente”, mientras que otras se hundieron emocionalmente y no lograron sobrevivir o lo hicieron pero fueron infelices. Los resultados en un caso y en otro muestran la complejidad del ser humano. No hay fórmulas simples que se puedan dar. El ser humano es complejo y las circunstancias en que se vive son también muy diversas. Pero sí que hay algunos rasgos que se han podido determinar. Las personas que sobrellevan mejor las situaciones difíciles son aquellas que cuentan con: • auto estima; • confianza, optimismo, esperanza ; . autonomía e independencia, es decir, capacidad de realizar un esfuerzo para satisfacer sus propias necesidades; • resistencia o capacidad para soportar el estrés; • sociabilidad; • capacidad de tener emociones muy diversas; • actitud positiva que permite confrontar los problemas para resolverlos, previendo las consecuencias. Se ha detectado también una cierta capacidad de las personas que sobreviven en condiciones adversas realmente límites, a aislarse en un momento crítico en un mundo personal, como si se convirtiesen en pseudo autistas durante un tiempo, a la espera de que las malas condiciones pasen. • En 1938 se inició en USA un estudio longitudinal en un grupo de 204 estudiantes de 18 años que habían sido admitidos en grandes universidades americanas. El estudio duró 50 años. Todos ellos venían de buenas familias. Cyrulnik subraya que aquellos que tuvieron una infancia mas difícil supieron utilizar mejor sus mecanismos de defensa y fueron más eficaces en el logro de una vida feliz: sublimaron y controlaron sus emociones, fueron altruistas y no perdieron el sentido del humor. “Se puede ser libre entre los cuatro muros de una prisión” I. Kant Actualmente existe un movimiento en psicología que se denomina psicología positiva, creado por Martin Seligman, de la Universidad de Pensylvania. Estudia las características de las personas felices. Durante muchos años la psicología se ha ocupado de estudiar las disfunciones, por lo que este aporte es sumamente interesante. La psicología positiva estudia lo que funciona bien en las personas, en lugar de centrarse en lo que no funciona. A partir de estos estudios se han registrado datos interesantes. Parece ser que las hormonas y sus niveles tienen mucho que ver con la sensación de felicidad. Así pues, se descubrió en los años 90 que hay personas que sintetizan largas cadenas de proteínas capaces de vehicular una gran cantidad de serotonina; estas personas se muestran muy activas y atrevidas en sus modos de vida, realizando todo aquello que desean. Otro grupo de personas, con cadenas más cortas de proteínas y por tanto gestionando una menor cantidad de serotonina, se muestran más conservadoras en su modo de vida, son tímidos, no se atreven a realizar grandes cambios y necesitan una vida rutinaria. Esto parecería a primera vista determinar quién es más feliz … pero no está tan claro. Con la edad, aquellas personas con altos niveles de serotonina se encuentran con frecuencia con que no han construido nada y se sienten frustrados y faltos de motivación, cayendo muchos de ellos en la depresión. Por el contrario, el otro tipo de personas ha logrado una vida estable que les llena de satisfacciones. • Una conclusión se impone: en condiciones normales, un cierto grado de sufrimiento es necesario para lograr la felicidad. Es a través de las frustraciones y los sucesivos logros como nuestro cerebro aprende a funcionar adecuadamente. Los niños a los que se mima en exceso, que no están acostumbrados a la frustración, no comprenden que la vida está hecha de lucha y riesgo, esperan que todo venga rodado y en la edad adulta no están capacitados para confrontar las dificultades. Por el contrario, aquellos que desde el principio han tenido una dosis adecuada de frustración y han tenido que esperar para ver satisfechas sus necesidades, de adultos están mejor preparados para salir airosos ante los reveses de la vida. ¿La fuerza interior es algo innato o aprendido? Podemos decir que toda persona nace con un caudal personal de energía. Cada persona, además nace en un contexto que favorece el desarrollo de dicha fuerza o que lo obstruye. Es decir, hay una predisposición innata que se modula con las experiencias de vida. Pero también existe la posibilidad de aprender a desarrollar la energía interior y a expresarla en el exterior. Cada persona puede llegar a mejorar la gestión de la fuerza que tiene y puede aprender a conectar con la fuente interior de energía. Para ello, cómo veremos a continuación se deben trabajar ciertos aspectos personales, llegar a tomar conciencia de aquello que bloquea la propia energía… La pregunta sería: ¿que hace que permanezcamos en el rebaño de ovejas si sentimos que no somos ovejas?¿Qué nos impide rugir a pleno pulmón? Vamos a ver cómo se puede incrementar la energía personal, como se puede lograr una mejor resistencia a la adversidad y en general cómo tener una mayor percepción de felicidad a pesar de las circunstancias externas. 2. Personalidad resistente (hardiness) La idea de que hay un tipo de personalidad más resistente al estrés, y por tanto más adaptado a las situaciones problemáticas aparece por primera vez en la literatura científica en 1972. Kobasa y Maddi desarrollan este concepto al estudiar a personas que hacían frente a situaciones estresantes de forma eficaz. Si bien dichas personas tienen características muy diversas, a lo largo de años de estudios científicos sobre la personalidad resistente, se ha llegado a identificar tres ejes principales. • El primero es el compromiso. Las personas que viven mejor los momentos difíciles son aquellas que perciben un sentido en su vida. Esto les lleva a comprometerse en su propio desarrollo personal y a comprometerse en acciones sociales de diversos tipos. • El segundo eje es el control o aprendizaje. La sensación de comprender el porqué de las situaciones, de poder dar una explicación tanto a nivel intra personal como externo ayuda a sentir que se puede hacer algo para modificarlas. Esto proporciona una sensación de control positivo: se puede aprender a llevar las riendas de la propia vida. • La tercera es el reto. Cuando se comprende que la vida es una sucesión de cambios y que no podemos pretender detener el cambio, se adquiere una flexibilidad interior que facilita el vivir nuevas experiencias. La persona relativiza más fácilmente. Lo interesante para nosotros de estas conclusiones es que una vez identificados los factores que favorecen vivir mejor las situaciones difíciles, podemos aprender a potenciarlos en el día a día. Podemos intervenir principalmente en la etapa de interpretación y en la de activación. – En la interpretación lo fundamental es aprender a conocerse a sí mismo. La historia personal, las creencias, los conocimientos, los rasgos de carácter, son los elementos a través de los cuales valoramos y juzgamos. Vemos el mundo a través de nuestras gafas personales. Podemos aprender a limpiar los cristales y también a cambiar de gafas si es necesario. Si procuramos extraer lo mejor de cada vivencia, nuestra vida será más plena y más agradable. “Lo que dices de ti mismo y del mundo, modula tus vivencias” L. Monserrat – Podemos aprender técnicas para controlar el nivel de activación físico. La relajación, las técnicas de respiración y la meditación ayudan de forma eficaz a reducir el nivel de estrés resultante. También pueden ayudarnos a controlar reacciones emocionales desproporcionadas o nocivas. ¿Quién no se ha dicho nunca a sí mismo: “la próxima vez, antes de responder haré tres respiraciones profundas”… 3. Momentos de excepción versus dia a dia Sin vivir experiencias especialmente duras o excepcionales, en la vida de toda persona hay momentos que requieren la activación del potencial personal. Estos pueden ser la muerte de un ser querido, una ruptura sentimental, un despido, el fracaso en las oposiciones o en un negocio. Cuando esto sucede, se pasa por diversas etapas que llevan a la superación exitosa de la situación. Desde el momento de profundo dolor o de dificultad para asumir la pérdida hasta la aceptación y comienzo de una nueva etapa de vida, la persona necesita de sus recursos para vivir la experiencia lo mejor posible. La mejor forma de activar espontáneamente los recursos personales en los momentos difíciles, es tener una buena actitud frente a los pequeños retos cotidianos. Esto quiere decir entrenarse en el día a día a ser más feliz y a interpretar de forma constructiva lo que experimentamos. ¿Cómo se hace esto? Aplicando los tres principios que hemos visto anteriormente: compromiso, aprendizaje y reto. Veamos algunos ejemplos: • En mi trabajo, he entregado un informe que me ha costado mucho realizar, yo se que está bien hecho. Mi jefe no me hace ningún comentario y me siento frustrado, esperaba un reconocimiento positivo de su parte. Mi tendencia sería a enfadarme y a mostrarme huraño. Me quedaría dando vueltas al asunto, sintiéndome infravalorado y con ganas de buscar otro trabajo en el que se reconociese el valor de mi labor. En lugar de ello, decido no pensar más en el asunto y me dedico a buscar en mis compañeros de trabajo cosas que me agraden y que me den ganas de decirles lo bien que están trabajando. Les expreso mi admiración de forma simple con algunas palabras de aliento. Estoy actuando de acuerdo con mis principios, hago aquello que me gustaría recibir y lo hago de forma sincera. • Mi mujer no tiene tiempo de ir a buscar a los niños al colegio. Esto me obliga a ir cada día, acortando mi tiempo personal. En lugar de discutir con ella otra vez, me pongo de acuerdo con otros padres y madres para organizarnos las tardes y realizar actividades con nuestros hijos de forma rotativa. Los niños se divierten y todos salimos ganando. Con el tiempo, mi mujer está deseosa de participar en estas actividades y empieza a colaborar con tiempo e ideas. • Vuelvo cansado del trabajo y en el metro no encuentro asiento. Recuerdo los ejercicios de equilibrio y enraizamiento que había leído hace unos meses en un artículo y me dedico a practicarlos en lugar de compadecer mi triste suerte. Me divierto y descubro que me siento menos cansado. Le invitamos a que se detenga unos instantes para analizar las últimas horas de su jornada y ver si puede aplicar este cambio de óptica en alguna de las situaciones vividas. Frente a los pequeños retos cotidianos podemos reaccionar de muy diversas maneras. Lo mejor para nosotros es hacerlo de forma constructiva y alegre. A más nos entrenemos en ello en cada pequeña cosa, mejor viviremos. Como vemos, la fuerza interna es cuestión de actitud mental y de energía psico-física. En realidad, una y otra están íntimamente relacionadas. Veamos algunos aspectos de la energía psico-física. 4. Fuerza interior y energía vital Si buscamos una definición basándonos en la física, comprendemos que la fuerza (interna) es una manifestación de la energía (interior). Es lícito preguntarse entonces, ¿Cuál es la energía que alimenta dicha fuerza? En diversas tradiciones orientales se habla del Ki, chi o energía vital y se enseñan técnicas para aumentar y canalizar dicha energía. Todas tienen en común el centramiento, el reunir la energía en el vientre, así como la visualización de dicha energía y los ejercicios físicos para desbloquear lo que impide que circule de forma natural y armónica por todo el cuerpo. Cuando dicha energía está estancada se tiene la sensación de carecer de fuerza. Una de las primeras cosas a hacer para volver a sentirse lleno de energía es descrisparse, relativizar las situaciones, sonreírle a la vida. Como dice el viejo adagio, si la situación puede resolverse, resuélvela, sino, no le des más vueltas. 5. Fuerza interior y acciones en el mundo Hasta aquí hemos hablado de la persona consigo misma. Es importante señalar que las personas que viven en su fuerza interior suelen tener una acción hacia el mundo en formas diversas. Siguiendo la física… toda fuerza se expresa en la interacción. Es decir, que podemos realmente hablar de fuerza interior cuando esta ejerce una acción en el exterior. ¿Qué tipo de acciones realizan dichas personas? Se ha constatado, por ejemplo, que muchos de los que viven situaciones difíciles en la infancia acaban realizando labores dedicadas a ayudar a niños en dificultades, se hacen psicólogos o médicos o encuentran fórmulas para compartir lo que ellos encontraron en sí mismos. Personas que han logrado salir de la miseria y de condiciones de vida duras ayudan a otros a lograrlo, compartiendo así su logro personal. Se diría que la tendencia general de dichas personas es al altruismo y a la generosidad. Aquellos que saben lo que es sufrir saben también que aún en las situaciones más difíciles se puede aprender algo. Se diría que un aspecto de la felicidad es el implicarse en la sociedad, hacer algo por los demás, compartir y vivir la vida con sentido y compromiso. Cuando abrimos nuestro corazón con generosidad hacia los demás, recibimos mucho más de lo que ofrecemos, en forma de bienestar personal. Dar y darse es el mejor remedio para combatir la soledad, las dificultades económicas y el temor al futuro. “ No te quejes de la oscuridad, enciende una vela” Proverbio chino Bibliografía: “Hara, centro vital del hombre”, K. G. Dürckheim, ed. Mensajero “La auténtica felicidad”, Seligman,. Ediciones B.


Artículo publicado en la revista CuerpoMente nº 228

“Había una vez un pequeño león que se perdió en la sabana.  Los cazadores habían matado a su madre.  Vagando,  se encontró con un rebaño de ovejas. Al  ser muy joven las ovejas no se inquietaron de ver  un león entre ellas y el leoncito se sintió acogido y permaneció en el rebaño. Comía hierba con ellas e intentaba balar con su voz, que se hacía más y más fuerte con el paso del tiempo.
Un día, un león adulto miraba el paisaje desde un promontorio. Al ver el rebaño de ovejas observó algo extraño. ¿Qué hace un león en medio de un rebaño de ovejas? Se dijo. Intrigado, se acercó al rebaño. Las ovejas salieron corriendo, pero el leoncito no se asustó. Entonces el león adulto le pregunto al joven león qué hacía allí.  Este le dijo, “es normal que esté con las ovejas, soy una oveja”. Oyéndolo, el león le cogió por el pescuezo y le llevo al rio. Allí el leoncito descubrió al mirarse en el reflejo del agua que era un león. “
Y tú, ¿qué eres, oveja o león ?
Cada persona tiene una naturaleza interior que le es propia. Cuando el mundo interno y el mundo exterior van a la par, la persona se siente en plenitud y fuerza. Se dice de ella que emana fuerza interna.
No es mejor ser león que ser oveja, lo importante es ser aquel que se es. En realidad, toda persona posee aspectos de oveja y de león. Por eso, es importante que cuando necesitamos de nuestro aspecto “león”, este no esté dormido creyendo que es una oveja.

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1. La psicología habla: Resiliencia y felicidad

Para la psicología hablar de fuerza interior es hablar de capacidad de resistir a los momentos difíciles, capacidad de ser feliz a pesar de las adversidades que inevitablemente, en mayor o menor grado, todo el mundo experimenta. Encontrar la energía para seguir adelante en medio de las dificultades.
Quien más quien menos todos conocemos qué es vivir un momento especialmente duro y sentir precisamente en ese momento una fuerza serena que parece llevarnos de la mano, sin angustia, y con confianza.
También puede haber sucedido en alguna ocasión lo contrario: momentos en los que aparentemente las situaciones no eran las más difíciles de nuestra vida y de repente, todo se hunde interiormente, parece que nos quedamos sin fuerzas.
Estas dos respuestas son naturales, tanto una como la otra. Pero el hecho de tener que responder a situaciones difíciles de larga duración y sin posibilidad aparente de cambio es otra cuestión. Estas circunstancias de vida pueden ser una infancia marcada por el abandono parental, la violencia familiar, la guerra, etc. Frente a situaciones especialmente duras y prolongadas la resistencia psicológica y el modo de sobrellevarlas es diferente según las personas.
Hoy en día contamos con la ciencia para comprender qué ocurre y qué podemos hacer para vivir una vida aún más plena en nuestro día a día personal. Veamos algunos estudios y sus conclusiones.
Boris Cyrulnik, neuropsiquiatra, etólogo y psicoanalista francés, puso de moda el término resiliencia tal y como se conoce actualmente en psicología. La palabra viene de la física y describe la capacidad de un metal para, después de haber recibido un choque o una presión continua, recobrar su estado original. En psicología se refiere a la capacidad de las personas o grupos para sobreponerse al dolor emocional y salir adelante.
Se han realizado estudios para tratar de comprender cómo pueden algunas personas sobrevivir en situaciones extremas y lograr un equilibrio interior y una vida con sentido. Uno de los ejemplos que más se ha investigado es el de los campos de concentración en la segunda guerra mundial. En las mismas condiciones, unas personas lograron sobrevivir conservando su integridad psíco emocional y pudieron, al finalizar la guerra, tener una vida “corriente”, mientras que otras se hundieron emocionalmente y no lograron sobrevivir o lo hicieron pero fueron infelices.
Los resultados en un caso y en otro muestran la complejidad del ser humano. No hay fórmulas simples que se puedan dar. El ser humano es complejo y las circunstancias en que se vive son también  muy diversas.
Pero sí que hay algunos rasgos que se han podido determinar. Las personas que sobrellevan mejor las situaciones difíciles son aquellas que cuentan con:
• auto estima;
• confianza, optimismo, esperanza ;
. autonomía e independencia, es decir,  capacidad de realizar un esfuerzo para satisfacer sus propias necesidades;
• resistencia o capacidad para soportar el estrés;
• sociabilidad;
• capacidad de tener emociones muy diversas;
• actitud positiva que permite confrontar los problemas para resolverlos, previendo las consecuencias.
Se ha detectado también una cierta capacidad de las personas que sobreviven en condiciones adversas realmente límites, a aislarse en un momento crítico en un mundo personal, como si se convirtiesen en pseudo autistas durante un tiempo, a la espera de que las malas condiciones pasen.

En 1938 se inició en USA un estudio longitudinal en un grupo de 204 estudiantes de 18 años que habían sido admitidos en grandes universidades americanas. El estudio duró 50 años.  Todos ellos venían de buenas familias. Cyrulnik subraya que aquellos que tuvieron una infancia mas difícil supieron utilizar mejor sus mecanismos de defensa y fueron más eficaces en el logro de una vida feliz: sublimaron y controlaron sus emociones, fueron altruistas y no perdieron el sentido del humor.
“Se puede ser libre entre los cuatro muros de una prisión” I. Kant

Actualmente existe un movimiento en psicología que se denomina psicología positiva, creado por  Martin Seligman, de la Universidad de Pensylvania. Estudia las características de las personas felices. Durante muchos años la psicología se ha ocupado de estudiar las disfunciones, por lo que este aporte es sumamente interesante. La psicología positiva estudia lo que funciona bien en las personas, en lugar de centrarse en lo que no funciona.
A partir de estos estudios se han registrado datos interesantes. Parece ser que las hormonas y sus niveles tienen mucho que ver con la sensación de felicidad. Así pues, se descubrió en los años 90 que hay personas que sintetizan largas cadenas de proteínas capaces de vehicular una gran cantidad de serotonina; estas personas se muestran muy activas y atrevidas en sus modos de vida, realizando todo aquello que desean. Otro grupo de personas, con cadenas más cortas de proteínas  y por tanto gestionando una menor cantidad de serotonina, se muestran más conservadoras en su modo de vida, son tímidos, no se atreven a realizar grandes cambios y necesitan una vida rutinaria. Esto  parecería a primera vista determinar quién es más feliz … pero no está tan claro. Con la edad, aquellas personas con altos niveles de serotonina se encuentran con frecuencia con que no han construido nada y se sienten frustrados y faltos de motivación, cayendo muchos de ellos en la depresión. Por el contrario,  el otro tipo de personas ha logrado una vida estable que les llena de satisfacciones.

Una conclusión se impone: en condiciones normales, un cierto grado de sufrimiento es necesario para lograr la felicidad. Es a través de las frustraciones y los sucesivos logros como nuestro cerebro aprende a funcionar adecuadamente. Los niños a los que se mima en exceso, que no están acostumbrados a la frustración, no comprenden que la vida está hecha de lucha y riesgo, esperan que todo venga rodado y en la edad adulta no están capacitados para confrontar las dificultades. Por el contrario, aquellos que desde el principio han tenido una dosis adecuada de frustración y han tenido que esperar para ver satisfechas sus necesidades, de adultos están mejor preparados para salir airosos ante los reveses de la vida.

¿La fuerza interior es algo innato o aprendido? Podemos decir que toda persona nace con un caudal personal de energía. Cada persona, además nace en un contexto que favorece el desarrollo de dicha fuerza o que lo obstruye. Es decir, hay una predisposición innata que se modula con las experiencias de vida. Pero también existe la posibilidad de aprender a desarrollar la energía interior y a expresarla en el exterior. Cada persona puede llegar a mejorar la gestión de la fuerza que tiene y puede aprender a conectar con la fuente interior de energía.
Para ello, cómo veremos a continuación se deben trabajar ciertos aspectos personales, llegar a tomar conciencia de aquello que bloquea la propia energía… La pregunta sería: ¿que hace que permanezcamos en el rebaño de ovejas si sentimos que no somos ovejas?¿Qué nos impide rugir a pleno pulmón?
Vamos a ver cómo se puede incrementar la energía personal, como se puede lograr una mejor resistencia a la adversidad y en general cómo tener una mayor percepción de felicidad a pesar de las circunstancias externas.

2. Personalidad resistente (hardiness)
La idea de que hay un tipo de personalidad más resistente al estrés, y por tanto más adaptado a las situaciones problemáticas aparece por primera vez en la literatura científica en 1972. Kobasa y Maddi desarrollan este concepto al estudiar a personas que hacían frente a situaciones estresantes de forma eficaz.
Si bien dichas personas tienen características muy diversas, a lo largo de años de estudios científicos sobre la personalidad resistente, se ha llegado a identificar tres ejes principales.
El primero es el compromiso. Las personas que viven mejor los momentos difíciles son aquellas que perciben un sentido en su vida. Esto les lleva a comprometerse en su propio desarrollo personal y a comprometerse en acciones sociales de diversos tipos.
El segundo eje es el control o aprendizaje. La sensación de comprender el porqué de las situaciones, de poder dar una explicación tanto a nivel intra personal como externo ayuda a sentir que se puede hacer algo para modificarlas. Esto proporciona una sensación de control positivo: se puede aprender a llevar las riendas de la propia vida.
La tercera es el reto. Cuando se comprende que la vida es una sucesión de cambios y que no podemos pretender detener el cambio, se adquiere una flexibilidad interior que facilita el vivir nuevas experiencias. La persona relativiza más fácilmente.

Lo interesante para nosotros de estas conclusiones es que una vez identificados los factores que favorecen vivir mejor las situaciones difíciles, podemos aprender a potenciarlos en el día a día.
Podemos intervenir principalmente en la etapa de interpretación y en la de activación.
En la interpretación lo fundamental es aprender a conocerse a sí mismo. La historia personal, las creencias, los conocimientos, los rasgos de carácter, son los elementos a través de los cuales valoramos y juzgamos.
Vemos el mundo a través de nuestras gafas personales. Podemos aprender a limpiar los cristales y también a cambiar de gafas si es necesario.
Si procuramos extraer lo mejor de cada vivencia, nuestra vida será más plena y más agradable.
“Lo que dices de ti mismo y del mundo, modula tus vivencias” L. Monserrat
Podemos aprender técnicas para controlar el nivel de activación físico. La relajación, las técnicas de respiración y la meditación ayudan de forma eficaz a reducir el nivel de estrés resultante.
También pueden ayudarnos a controlar reacciones emocionales desproporcionadas o nocivas. ¿Quién no se ha dicho nunca a sí mismo: “la próxima vez, antes de responder haré tres respiraciones profundas”…

3. Momentos de excepción versus dia a dia
Sin vivir experiencias especialmente duras o excepcionales, en la vida de toda persona hay momentos que requieren la activación del potencial personal.
Estos pueden ser la muerte de un ser querido, una ruptura sentimental, un despido, el fracaso en las oposiciones o en un negocio.
Cuando esto sucede,  se pasa por diversas etapas que llevan a la superación exitosa de la situación. Desde el momento de profundo dolor o de dificultad para asumir la pérdida hasta la aceptación y comienzo de una nueva etapa de vida, la persona necesita de sus recursos para vivir la experiencia lo mejor posible.
La mejor forma de activar espontáneamente los recursos personales en los momentos difíciles, es tener una buena actitud frente a los pequeños retos cotidianos. Esto quiere decir entrenarse en el día a día a ser más feliz y a interpretar de forma constructiva lo que experimentamos.
¿Cómo se hace esto? Aplicando los tres principios que hemos visto anteriormente: compromiso, aprendizaje y reto. Veamos algunos ejemplos:
En mi trabajo, he entregado un informe que me ha costado mucho realizar, yo se que está bien hecho. Mi jefe no me hace ningún comentario y me siento frustrado, esperaba un reconocimiento positivo de su parte.
Mi tendencia sería a enfadarme y a mostrarme huraño. Me quedaría dando vueltas al asunto, sintiéndome infravalorado y con ganas de buscar otro trabajo en el que se reconociese el valor de mi labor. En lugar de ello, decido no pensar más en el asunto y me dedico a buscar en mis compañeros de trabajo cosas que me agraden y que me den ganas de decirles lo bien que están trabajando. Les expreso mi admiración de forma simple con algunas palabras de aliento. Estoy actuando de acuerdo con mis principios, hago aquello que me gustaría recibir y lo hago de forma sincera.
Mi mujer no tiene tiempo de ir a buscar a los niños al colegio. Esto me obliga a ir cada día, acortando mi tiempo personal. En lugar de discutir con ella otra vez, me pongo de acuerdo con otros padres y madres para organizarnos las tardes y realizar actividades con nuestros hijos de forma rotativa. Los niños se divierten y todos salimos ganando. Con el tiempo, mi mujer está deseosa de participar en estas actividades y empieza a colaborar con tiempo e ideas.
Vuelvo cansado del trabajo y en el metro no encuentro asiento. Recuerdo los ejercicios de equilibrio y enraizamiento que había leído hace unos meses en un artículo y me dedico a practicarlos en lugar de compadecer mi triste suerte. Me divierto y descubro que me siento menos cansado.
Le invitamos a que se detenga unos instantes para analizar las últimas horas de su jornada y ver si puede aplicar este cambio de óptica en alguna de las situaciones vividas.
Frente a los pequeños retos cotidianos podemos reaccionar de muy diversas maneras. Lo mejor para nosotros es hacerlo de forma constructiva y alegre. A más nos entrenemos en ello en cada pequeña cosa, mejor viviremos.

Como vemos, la fuerza interna es cuestión de actitud mental y de energía psico-física. En realidad, una y otra están íntimamente relacionadas. Veamos algunos aspectos de la energía psico-física.

4. Fuerza interior y energía vital
Si buscamos una definición basándonos en la física, comprendemos que la fuerza (interna) es una manifestación de la energía (interior).
Es lícito preguntarse entonces, ¿Cuál es la energía que alimenta dicha fuerza?
En diversas tradiciones orientales se habla del Ki, chi o energía vital y se enseñan técnicas para aumentar y canalizar dicha energía.
Todas tienen en común el centramiento, el reunir la energía en el vientre, así como la visualización de dicha energía y los ejercicios físicos para desbloquear lo que impide que circule de forma natural y armónica por todo el cuerpo.
Cuando dicha energía está estancada se tiene la sensación de carecer de fuerza. Una de las primeras cosas a hacer para volver a sentirse lleno de energía es descrisparse, relativizar las situaciones, sonreírle a la vida.
Como dice el viejo adagio, si la situación puede resolverse, resuélvela, sino, no le des más vueltas.

5. Fuerza interior y acciones en el mundo
Hasta aquí hemos hablado de la persona consigo misma. Es importante señalar que las personas que viven en su fuerza interior suelen tener una acción hacia el mundo en formas diversas. Siguiendo la física… toda fuerza se expresa en la interacción. Es decir, que podemos realmente hablar de fuerza interior cuando esta ejerce una acción en el exterior.
¿Qué tipo de acciones realizan dichas personas? Se ha constatado, por ejemplo, que muchos de los que viven situaciones difíciles en la infancia acaban realizando labores dedicadas a ayudar a niños en dificultades, se hacen psicólogos o médicos o encuentran fórmulas para compartir lo que ellos encontraron en sí mismos.
Personas que han logrado salir de la miseria y de condiciones de vida duras ayudan a otros a lograrlo, compartiendo así su logro personal.
Se diría que la tendencia general de dichas personas es al altruismo y a la generosidad. Aquellos que saben lo que es sufrir saben también que aún en las situaciones más difíciles se puede aprender algo.
Se diría que un aspecto de la felicidad es el implicarse en la sociedad, hacer algo por los demás, compartir y vivir la vida con sentido y compromiso.
Cuando abrimos nuestro corazón con generosidad hacia los demás, recibimos mucho más de lo que ofrecemos, en forma de bienestar personal. Dar y darse es el mejor remedio para combatir la soledad, las dificultades económicas y el temor al futuro.
“ No te quejes de la oscuridad, enciende una vela” Proverbio chino

Bibliografía:
“Hara, centro vital del hombre”, K. G. Dürckheim, ed. Mensajero
“La auténtica felicidad”, Seligman,. Ediciones B.




Artículo publicado en la revista CuerpoMente nº 228

“Había una vez un pequeño león que se perdió en la sabana.  Los cazadores habían matado a su madre.  Vagando,  se encontró con un rebaño de ovejas. Al  ser muy joven las ovejas no se inquietaron de ver  un león entre ellas y el leoncito se sintió acogido y permaneció en el rebaño. Comía hierba con ellas e intentaba balar con su voz, que se hacía más y más fuerte con el paso del tiempo.
Un día, un león adulto miraba el paisaje desde un promontorio. Al ver el rebaño de ovejas observó algo extraño. ¿Qué hace un león en medio de un rebaño de ovejas? Se dijo. Intrigado, se acercó al rebaño. Las ovejas salieron corriendo, pero el leoncito no se asustó. Entonces el león adulto le pregunto al joven león qué hacía allí.  Este le dijo, “es normal que esté con las ovejas, soy una oveja”. Oyéndolo, el león le cogió por el pescuezo y le llevo al rio. Allí el leoncito descubrió al mirarse en el reflejo del agua que era un león. “
Y tú, ¿qué eres, oveja o león ?
Cada persona tiene una naturaleza interior que le es propia. Cuando el mundo interno y el mundo exterior van a la par, la persona se siente en plenitud y fuerza. Se dice de ella que emana fuerza interna.
No es mejor ser león que ser oveja, lo importante es ser aquel que se es. En realidad, toda persona posee aspectos de oveja y de león. Por eso, es importante que cuando necesitamos de nuestro aspecto “león”, este no esté dormido creyendo que es una oveja.

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1. La psicología habla: Resiliencia y felicidad

Para la psicología hablar de fuerza interior es hablar de capacidad de resistir a los momentos difíciles, capacidad de ser feliz a pesar de las adversidades que inevitablemente, en mayor o menor grado, todo el mundo experimenta. Encontrar la energía para seguir adelante en medio de las dificultades.
Quien más quien menos todos conocemos qué es vivir un momento especialmente duro y sentir precisamente en ese momento una fuerza serena que parece llevarnos de la mano, sin angustia, y con confianza.
También puede haber sucedido en alguna ocasión lo contrario: momentos en los que aparentemente las situaciones no eran las más difíciles de nuestra vida y de repente, todo se hunde interiormente, parece que nos quedamos sin fuerzas.
Estas dos respuestas son naturales, tanto una como la otra. Pero el hecho de tener que responder a situaciones difíciles de larga duración y sin posibilidad aparente de cambio es otra cuestión. Estas circunstancias de vida pueden ser una infancia marcada por el abandono parental, la violencia familiar, la guerra, etc. Frente a situaciones especialmente duras y prolongadas la resistencia psicológica y el modo de sobrellevarlas es diferente según las personas.
Hoy en día contamos con la ciencia para comprender qué ocurre y qué podemos hacer para vivir una vida aún más plena en nuestro día a día personal. Veamos algunos estudios y sus conclusiones.
Boris Cyrulnik, neuropsiquiatra, etólogo y psicoanalista francés, puso de moda el término resiliencia tal y como se conoce actualmente en psicología. La palabra viene de la física y describe la capacidad de un metal para, después de haber recibido un choque o una presión continua, recobrar su estado original. En psicología se refiere a la capacidad de las personas o grupos para sobreponerse al dolor emocional y salir adelante.
Se han realizado estudios para tratar de comprender cómo pueden algunas personas sobrevivir en situaciones extremas y lograr un equilibrio interior y una vida con sentido. Uno de los ejemplos que más se ha investigado es el de los campos de concentración en la segunda guerra mundial. En las mismas condiciones, unas personas lograron sobrevivir conservando su integridad psíco emocional y pudieron, al finalizar la guerra, tener una vida “corriente”, mientras que otras se hundieron emocionalmente y no lograron sobrevivir o lo hicieron pero fueron infelices.
Los resultados en un caso y en otro muestran la complejidad del ser humano. No hay fórmulas simples que se puedan dar. El ser humano es complejo y las circunstancias en que se vive son también  muy diversas.
Pero sí que hay algunos rasgos que se han podido determinar. Las personas que sobrellevan mejor las situaciones difíciles son aquellas que cuentan con:
• auto estima;
• confianza, optimismo, esperanza ;
. autonomía e independencia, es decir,  capacidad de realizar un esfuerzo para satisfacer sus propias necesidades;
• resistencia o capacidad para soportar el estrés;
• sociabilidad;
• capacidad de tener emociones muy diversas;
• actitud positiva que permite confrontar los problemas para resolverlos, previendo las consecuencias.
Se ha detectado también una cierta capacidad de las personas que sobreviven en condiciones adversas realmente límites, a aislarse en un momento crítico en un mundo personal, como si se convirtiesen en pseudo autistas durante un tiempo, a la espera de que las malas condiciones pasen.

En 1938 se inició en USA un estudio longitudinal en un grupo de 204 estudiantes de 18 años que habían sido admitidos en grandes universidades americanas. El estudio duró 50 años.  Todos ellos venían de buenas familias. Cyrulnik subraya que aquellos que tuvieron una infancia mas difícil supieron utilizar mejor sus mecanismos de defensa y fueron más eficaces en el logro de una vida feliz: sublimaron y controlaron sus emociones, fueron altruistas y no perdieron el sentido del humor.
“Se puede ser libre entre los cuatro muros de una prisión” I. Kant

Actualmente existe un movimiento en psicología que se denomina psicología positiva, creado por  Martin Seligman, de la Universidad de Pensylvania. Estudia las características de las personas felices. Durante muchos años la psicología se ha ocupado de estudiar las disfunciones, por lo que este aporte es sumamente interesante. La psicología positiva estudia lo que funciona bien en las personas, en lugar de centrarse en lo que no funciona.
A partir de estos estudios se han registrado datos interesantes. Parece ser que las hormonas y sus niveles tienen mucho que ver con la sensación de felicidad. Así pues, se descubrió en los años 90 que hay personas que sintetizan largas cadenas de proteínas capaces de vehicular una gran cantidad de serotonina; estas personas se muestran muy activas y atrevidas en sus modos de vida, realizando todo aquello que desean. Otro grupo de personas, con cadenas más cortas de proteínas  y por tanto gestionando una menor cantidad de serotonina, se muestran más conservadoras en su modo de vida, son tímidos, no se atreven a realizar grandes cambios y necesitan una vida rutinaria. Esto  parecería a primera vista determinar quién es más feliz … pero no está tan claro. Con la edad, aquellas personas con altos niveles de serotonina se encuentran con frecuencia con que no han construido nada y se sienten frustrados y faltos de motivación, cayendo muchos de ellos en la depresión. Por el contrario,  el otro tipo de personas ha logrado una vida estable que les llena de satisfacciones.

Una conclusión se impone: en condiciones normales, un cierto grado de sufrimiento es necesario para lograr la felicidad. Es a través de las frustraciones y los sucesivos logros como nuestro cerebro aprende a funcionar adecuadamente. Los niños a los que se mima en exceso, que no están acostumbrados a la frustración, no comprenden que la vida está hecha de lucha y riesgo, esperan que todo venga rodado y en la edad adulta no están capacitados para confrontar las dificultades. Por el contrario, aquellos que desde el principio han tenido una dosis adecuada de frustración y han tenido que esperar para ver satisfechas sus necesidades, de adultos están mejor preparados para salir airosos ante los reveses de la vida.

¿La fuerza interior es algo innato o aprendido? Podemos decir que toda persona nace con un caudal personal de energía. Cada persona, además nace en un contexto que favorece el desarrollo de dicha fuerza o que lo obstruye. Es decir, hay una predisposición innata que se modula con las experiencias de vida. Pero también existe la posibilidad de aprender a desarrollar la energía interior y a expresarla en el exterior. Cada persona puede llegar a mejorar la gestión de la fuerza que tiene y puede aprender a conectar con la fuente interior de energía.
Para ello, cómo veremos a continuación se deben trabajar ciertos aspectos personales, llegar a tomar conciencia de aquello que bloquea la propia energía… La pregunta sería: ¿que hace que permanezcamos en el rebaño de ovejas si sentimos que no somos ovejas?¿Qué nos impide rugir a pleno pulmón?
Vamos a ver cómo se puede incrementar la energía personal, como se puede lograr una mejor resistencia a la adversidad y en general cómo tener una mayor percepción de felicidad a pesar de las circunstancias externas.

2. Personalidad resistente (hardiness)
La idea de que hay un tipo de personalidad más resistente al estrés, y por tanto más adaptado a las situaciones problemáticas aparece por primera vez en la literatura científica en 1972. Kobasa y Maddi desarrollan este concepto al estudiar a personas que hacían frente a situaciones estresantes de forma eficaz.
Si bien dichas personas tienen características muy diversas, a lo largo de años de estudios científicos sobre la personalidad resistente, se ha llegado a identificar tres ejes principales.
El primero es el compromiso. Las personas que viven mejor los momentos difíciles son aquellas que perciben un sentido en su vida. Esto les lleva a comprometerse en su propio desarrollo personal y a comprometerse en acciones sociales de diversos tipos.
El segundo eje es el control o aprendizaje. La sensación de comprender el porqué de las situaciones, de poder dar una explicación tanto a nivel intra personal como externo ayuda a sentir que se puede hacer algo para modificarlas. Esto proporciona una sensación de control positivo: se puede aprender a llevar las riendas de la propia vida.
La tercera es el reto. Cuando se comprende que la vida es una sucesión de cambios y que no podemos pretender detener el cambio, se adquiere una flexibilidad interior que facilita el vivir nuevas experiencias. La persona relativiza más fácilmente.

Lo interesante para nosotros de estas conclusiones es que una vez identificados los factores que favorecen vivir mejor las situaciones difíciles, podemos aprender a potenciarlos en el día a día.
Podemos intervenir principalmente en la etapa de interpretación y en la de activación.
En la interpretación lo fundamental es aprender a conocerse a sí mismo. La historia personal, las creencias, los conocimientos, los rasgos de carácter, son los elementos a través de los cuales valoramos y juzgamos.
Vemos el mundo a través de nuestras gafas personales. Podemos aprender a limpiar los cristales y también a cambiar de gafas si es necesario.
Si procuramos extraer lo mejor de cada vivencia, nuestra vida será más plena y más agradable.
“Lo que dices de ti mismo y del mundo, modula tus vivencias” L. Monserrat
Podemos aprender técnicas para controlar el nivel de activación físico. La relajación, las técnicas de respiración y la meditación ayudan de forma eficaz a reducir el nivel de estrés resultante.
También pueden ayudarnos a controlar reacciones emocionales desproporcionadas o nocivas. ¿Quién no se ha dicho nunca a sí mismo: “la próxima vez, antes de responder haré tres respiraciones profundas”…

3. Momentos de excepción versus dia a dia
Sin vivir experiencias especialmente duras o excepcionales, en la vida de toda persona hay momentos que requieren la activación del potencial personal.
Estos pueden ser la muerte de un ser querido, una ruptura sentimental, un despido, el fracaso en las oposiciones o en un negocio.
Cuando esto sucede,  se pasa por diversas etapas que llevan a la superación exitosa de la situación. Desde el momento de profundo dolor o de dificultad para asumir la pérdida hasta la aceptación y comienzo de una nueva etapa de vida, la persona necesita de sus recursos para vivir la experiencia lo mejor posible.
La mejor forma de activar espontáneamente los recursos personales en los momentos difíciles, es tener una buena actitud frente a los pequeños retos cotidianos. Esto quiere decir entrenarse en el día a día a ser más feliz y a interpretar de forma constructiva lo que experimentamos.
¿Cómo se hace esto? Aplicando los tres principios que hemos visto anteriormente: compromiso, aprendizaje y reto. Veamos algunos ejemplos:
En mi trabajo, he entregado un informe que me ha costado mucho realizar, yo se que está bien hecho. Mi jefe no me hace ningún comentario y me siento frustrado, esperaba un reconocimiento positivo de su parte.
Mi tendencia sería a enfadarme y a mostrarme huraño. Me quedaría dando vueltas al asunto, sintiéndome infravalorado y con ganas de buscar otro trabajo en el que se reconociese el valor de mi labor. En lugar de ello, decido no pensar más en el asunto y me dedico a buscar en mis compañeros de trabajo cosas que me agraden y que me den ganas de decirles lo bien que están trabajando. Les expreso mi admiración de forma simple con algunas palabras de aliento. Estoy actuando de acuerdo con mis principios, hago aquello que me gustaría recibir y lo hago de forma sincera.
Mi mujer no tiene tiempo de ir a buscar a los niños al colegio. Esto me obliga a ir cada día, acortando mi tiempo personal. En lugar de discutir con ella otra vez, me pongo de acuerdo con otros padres y madres para organizarnos las tardes y realizar actividades con nuestros hijos de forma rotativa. Los niños se divierten y todos salimos ganando. Con el tiempo, mi mujer está deseosa de participar en estas actividades y empieza a colaborar con tiempo e ideas.
Vuelvo cansado del trabajo y en el metro no encuentro asiento. Recuerdo los ejercicios de equilibrio y enraizamiento que había leído hace unos meses en un artículo y me dedico a practicarlos en lugar de compadecer mi triste suerte. Me divierto y descubro que me siento menos cansado.
Le invitamos a que se detenga unos instantes para analizar las últimas horas de su jornada y ver si puede aplicar este cambio de óptica en alguna de las situaciones vividas.
Frente a los pequeños retos cotidianos podemos reaccionar de muy diversas maneras. Lo mejor para nosotros es hacerlo de forma constructiva y alegre. A más nos entrenemos en ello en cada pequeña cosa, mejor viviremos.

Como vemos, la fuerza interna es cuestión de actitud mental y de energía psico-física. En realidad, una y otra están íntimamente relacionadas. Veamos algunos aspectos de la energía psico-física.

4. Fuerza interior y energía vital
Si buscamos una definición basándonos en la física, comprendemos que la fuerza (interna) es una manifestación de la energía (interior).
Es lícito preguntarse entonces, ¿Cuál es la energía que alimenta dicha fuerza?
En diversas tradiciones orientales se habla del Ki, chi o energía vital y se enseñan técnicas para aumentar y canalizar dicha energía.
Todas tienen en común el centramiento, el reunir la energía en el vientre, así como la visualización de dicha energía y los ejercicios físicos para desbloquear lo que impide que circule de forma natural y armónica por todo el cuerpo.
Cuando dicha energía está estancada se tiene la sensación de carecer de fuerza. Una de las primeras cosas a hacer para volver a sentirse lleno de energía es descrisparse, relativizar las situaciones, sonreírle a la vida.
Como dice el viejo adagio, si la situación puede resolverse, resuélvela, sino, no le des más vueltas.

5. Fuerza interior y acciones en el mundo
Hasta aquí hemos hablado de la persona consigo misma. Es importante señalar que las personas que viven en su fuerza interior suelen tener una acción hacia el mundo en formas diversas. Siguiendo la física… toda fuerza se expresa en la interacción. Es decir, que podemos realmente hablar de fuerza interior cuando esta ejerce una acción en el exterior.
¿Qué tipo de acciones realizan dichas personas? Se ha constatado, por ejemplo, que muchos de los que viven situaciones difíciles en la infancia acaban realizando labores dedicadas a ayudar a niños en dificultades, se hacen psicólogos o médicos o encuentran fórmulas para compartir lo que ellos encontraron en sí mismos.
Personas que han logrado salir de la miseria y de condiciones de vida duras ayudan a otros a lograrlo, compartiendo así su logro personal.
Se diría que la tendencia general de dichas personas es al altruismo y a la generosidad. Aquellos que saben lo que es sufrir saben también que aún en las situaciones más difíciles se puede aprender algo.
Se diría que un aspecto de la felicidad es el implicarse en la sociedad, hacer algo por los demás, compartir y vivir la vida con sentido y compromiso.
Cuando abrimos nuestro corazón con generosidad hacia los demás, recibimos mucho más de lo que ofrecemos, en forma de bienestar personal. Dar y darse es el mejor remedio para combatir la soledad, las dificultades económicas y el temor al futuro.
“ No te quejes de la oscuridad, enciende una vela” Proverbio chino

Bibliografía:
“Hara, centro vital del hombre”, K. G. Dürckheim, ed. Mensajero
“La auténtica felicidad”, Seligman,. Ediciones B.



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