Hay una vieja historia que dice así: “Un hombre se encontraba buscando afanosamente bajo la luz de una farola. Era noche oscura. Otro hombre que pasó por allí, al verle buscar tan preocupado se ofreció para ayudarle, ¿Qué buscas? Te ayudaré . El primer hombre respondió, Busco las llaves de mi casa. Después de mucho rato de búsqueda bajo la luz de la farola, el segundo hombre volvió a preguntar, ¿estás seguro de haberlas perdido aquí? No, respondió el primero. En realidad, si las hubiese perdido aquí hace rato que las habría encontrado. Pero fuera está demasiado oscuro”
En el camino interior muchas veces vemos personas que tienen conciencia de que necesitan reencontrar esas llaves de casa que les permitan volver a su verdadero hogar. Pero al mismo tiempo no se atreven a buscar realmente donde deben hacerlo. La razón es lo que actualmente se llama la zona de confort. Es ese lugar psico físico en el que nos sentimos en seguridad… pero es una falsa seguridad porque está basada en lo que conocemos, o más bien creemos conocer, que es muy limitado.
Para avanzar es imprescindible empezar a dar algunos pasos en la zona oscura, fuera de la luz de la farola. Tan solo eso nos va a permitir encontrar un día las llaves que tan afanosamente buscamos.
Muchas veces es la vida, o nuestro propio inconsciente, el que nos empuja hacia fuera de dicha zona de confort: vivimos circunstancias difíciles, desagradables, terremotos personales que nos hacen sentir mal y nos hacen entrar en territorio desconocido. Hemos recibido el impulso que nos lleva a cuestionarnos de verdad, a sentir la necesidad urgente de encontrar de nuevo nuestro equilibrio, pero sintiendo que se apoya en una base más sólida.
¿Por qué esperar a estos empujones tan desagradables? Pues porque vencer la inercia de lo conocido, de lo que “nos funciona” aunque sea a costa de recortar nuestras alas y nuestras aspiraciones profundas requiere una energía que no encontramos fácilmente.
Muchas veces debería bastar el ver la insatisfacción cotidiana, la frustración que se va acumulando…¡ pero parece que no es suficiente! Y es que no nos tomamos en serio las señales que se van encendiendo, las luces de peligro que se alumbran en nuestro interior. Tal vez nadie nos ha enseñado a interpretarlas de forma adecuada, tal vez no comprendemos la importancia de todo ello. Tal vez no nos damos el permiso para hacerlo…
En todo caso, aquí os dejo esta reflexión. No esperéis a que la vida os empuje. Buscad vuestro impulso en vuestras ganas de crecer interiormente, en vuestro deseo de vivir la vida con plenitud, en vuestro amor por el Ser Esencial. Atreveros a salir de la luz de la farola. Descubriréis que como dice G. Nardone, cada noche acaba en un precioso amanecer.
Il y a une vielle histoire qui dit : « Un homme se trouvait dans la rue, sous un lampadaire, en train de chercher quelque chose avec désespoir. Il était nuit fermée. Un autre homme qui passait lui dit Qu’est ce que vous cherchez ? peut être je peux vous aider. Oui, merci, dit le premier homme. Je cherche les clés de chez moi. Apres un certain temps de recherche improductive, le deuxième homme dit Vous êtes sur de les avoir perdu ici ? Et le premier homme répond : Oh, non, en réalité je les ai perdu ailleurs, mais dehors il fait trop noir pour chercher.
Dans le chemin intérieur il y a beaucoup de personnes qui comprennent quelles doivent trouver les clés de chez elles pour rentrer dans sa vraie maison. Mais en même temps elles n’osent pas le faire. La raison est ce qu’aujourd’hui nous appelons la zone de confort. C’est ce lieu psycho physique dans lequel nous nous sentons surs… malgré que c’est une fausse surette fondé sur nos peurs et notre méconnaissance de nous et de nos potentiels.
Pour avancer dans notre chemin il nous faut rentrer dans la zone d’ombre en dehors du cercle de lumière. C’est ça qui va nous permettre de trouver un jour les cles que nous cherchons tout le temps.
Beaucoup de fois c’est la vie, ou notre propre inconscient, qui nous poussent dehors de la lumière de cet faux éclairage : des circonstances difficiles, des moments désagréables, des tremblements de terre personnels qui nous font sentir mal et qui nous obligent à rentrer dans un territoire inconnu. Nous avons reçu comme ça l’impulsion nécessaire pour nous questionner véritablement, pour chercher un nouveau équilibre plus réel, avec une base plus solide.
Pour quoi attendre à ces moments si difficiles? Parce que vaincre l’inertie du connu, de ce qui nous arrange malgré que ça nous coute cher en liberté intérieure et en authenticité, nécessite d’une énergie que nous ne trouvons pas facilement.
Beaucoup de fois il devrait nous suffire de voire notre insatisfaction quotidienne qui s’accumule… mais ce n’est pas assez ! Nous ne prenons pas au sérieux les lumières de danger qui s’allument intérieurement. Peut être personne nous a montre comment les interpréter correctement, peut être nous ne comprenons pas l’importance de tout ça. Peut être nous ne nous accordons pas la permission pour le faire…
En tout cas, je vous laisse cette réflexion. N’attendez pas que la vie vous pousse. Cherchez votre impulsion dans votre envie de grandir intérieurement, dans votre désir de vivre la vie avec plénitude, dans votre amour pour l’Etre Essentiel.
Osez sortir du cercle de lumière de votre faux éclairage. Vous allez découvrir que comme dit G Nardone, chaque nuit finit par un beau lever du soleil.
Hay una vieja historia que dice así: “Un hombre se encontraba buscando afanosamente bajo la luz de una farola. Era noche oscura. Otro hombre que pasó por allí, al verle buscar tan preocupado se ofreció para ayudarle, ¿Qué buscas? Te ayudaré . El primer hombre respondió, Busco las llaves de mi casa. Después de mucho rato de búsqueda bajo la luz de la farola, el segundo hombre volvió a preguntar, ¿estás seguro de haberlas perdido aquí? No, respondió el primero. En realidad, si las hubiese perdido aquí hace rato que las habría encontrado. Pero fuera está demasiado oscuro”
En el camino interior muchas veces vemos personas que tienen conciencia de que necesitan reencontrar esas llaves de casa que les permitan volver a su verdadero hogar. Pero al mismo tiempo no se atreven a buscar realmente donde deben hacerlo. La razón es lo que actualmente se llama la zona de confort. Es ese lugar psico físico en el que nos sentimos en seguridad… pero es una falsa seguridad porque está basada en lo que conocemos, o más bien creemos conocer, que es muy limitado.
Para avanzar es imprescindible empezar a dar algunos pasos en la zona oscura, fuera de la luz de la farola. Tan solo eso nos va a permitir encontrar un día las llaves que tan afanosamente buscamos.
Muchas veces es la vida, o nuestro propio inconsciente, el que nos empuja hacia fuera de dicha zona de confort: vivimos circunstancias difíciles, desagradables, terremotos personales que nos hacen sentir mal y nos hacen entrar en territorio desconocido. Hemos recibido el impulso que nos lleva a cuestionarnos de verdad, a sentir la necesidad urgente de encontrar de nuevo nuestro equilibrio, pero sintiendo que se apoya en una base más sólida.
¿Por qué esperar a estos empujes tan desagradables? Pues porque vencer la inercia de lo conocido, de lo que “nos funciona” aunque sea a costa de recortar nuestras alas y nuestras aspiraciones profundas requiere una energía que no encontramos fácilmente.
Muchas veces debería bastar el ver la insatisfacción cotidiana, la frustración que se va acumulando…¡ pero parece que no es suficiente! Y es que no nos tomamos en serio las señales que se van encendiendo, las luces de peligro que se alumbran en nuestro interior. Tal vez nadie nos ha enseñado a interpretarlas de forma adecuada, tal vez no comprendemos la importancia de todo ello. Tal vez no nos damos el permiso para hacerlo…
En todo caso, aquí os dejo esta reflexión. No esperéis a que la vida os empuje. Buscad vuestro impulso en vuestras ganas de crecer interiormente, en vuestro deseo de vivir la vida con plenitud, en vuestro amor por el Ser Esencial. Atreveros a salir de la luz de la farola. Descubriréis que como dice G. Nardone, cada noche acaba en un precioso amanecer.