Dos Valium y un café, por favor…
Con esta curiosa petición a un camarero escuchada en una terraza empezaba un artículo de mi profesor y maestro, Jacques Castermane, publicado hace más de veinte años. La situación no ha cambiado, bueno si, ha empeorado. Las cifras hablan por sí solas. Después de la pandemia de covid, los niveles de ansiedad y estrés han aumentado como nunca. Ahora con la guerra de Ucrania, los precios que suben, los salarios estancados y la emergencia climática en escalada de situaciones límite, parece que nos toca vivir tiempos complejos. La ansiedad, la depresión y el estrés van de la mano. Son problemas que se entrelazan, correlacionan y se refuerzan el uno al otro. Los medicamentos son ayudas puntuales para salir del paso, pero no es posible que leamos esto en los titulares y no hagamos nada:“El consumo de medicamentos para la ansiedad registró en 2020 la cifra más alta de la última década. En España, como en algunos países de la Unión Europea, el consumo de ansiolíticos y antidepresivos sigue creciendo. Tanto, que la Junta Internacional de fiscalización de estupefacientes señala a España como el país del mundo con mayor consumo legal de benzodiacepinas. La falta de acceso a tratamiento psicológico no ayuda a que la situación mejore.”
UN 58% ESTÁ ESTRESADO Y UN 40% DEPRIMIDO
Casi la mitad de los españoles se siente emocionalmente mal o muy mal.
Tenemos motivos para sentirnos alterados. Sin embargo, en la historia de la humanidad se han dado muchas circunstancias y situaciones difíciles, y hemos salido adelante. Del mismo modo que nuestro cerebro está capacitado para activarse delante de los problemas y generar un estrés necesario a la resolución de los mismos, estamos capacitados para aprender de las situaciones y crecer con ellas. Esto es así, pero hay que considerar que en los últimos decenios hemos vivido unas vidas lo suficientemente cómodas, estables y enfocadas a un crecimiento que parecía no tener limite. Hemos llegado a eso que se llamó la sociedad del bienestar. Los excluidos eran pocos, aunque había diferencias económicas muy notables, por supuesto. Asistencia sanitaria para todo el mundo, pensiones de jubilación, hipotecas y créditos, trabajos mayormente estables, todo parecía apuntar que el modelo que estábamos viviendo y exportando a otros lugares del planeta era realmente eficaz para lograr una supuesta felicidad. Sin embargo, algo ya fallaba hace tiempo, y algunos se daban cuenta y echaban las campanas al vuelo… “dos Valium y un café, por favor”. Estamos despertando de un sueño colectivo y necesitamos resituarnos todos en un lugar más verídico y real. No todo es posible, el sueño americano basado en la Coca-Cola como símbolo de una vida feliz, ensucia los mares y afecta a la salud. Cuando las cosas van mal tenemos distintas opciones. Escondernos y no querer afrontarlo. Sentirnos culpables y tristes. Desconcertarnos porque no se cumplen nuestras expectativas. Afrontar la realidad y aprender a avanzar. Normalmente, pasamos por etapas, pero la última la de afrontar la realidad y aprender es la etapa que nos permitirá salir adelante. Es necesario alcanzarla. El estrés, la ansiedad y la depresión no vienen solas, son procesos personales que reflejan a una sociedad. Sin embargo, si tenemos que esperar a que la condiciones sociales cambien para sentirnos mejor, vamos mal. Lo social es lento en cuestión de cambios. La vida personal es un tesoro que cada persona tiene que cuidar. Somos fruto de las circunstancias, pero tenemos un margen de libertad en dichas circunstancias. Hay que aprender a usarlo y a vivir lo mejor posible dentro de nuestras circunstancias, a cambiar las que podamos cambiar y a adaptarnos a las que no podemos cambiar. Pero resignarnos, no, no es la solución. Empastillarnos, tampoco. El acompañamiento psicológico es imprescindible. Se puede hacer mucho para ayudar en situaciones de ansiedad y depresión. Se pueden aprender técnicas para gestionar el estrés. Se puede aprender a vivir mejor, a reforzarse emocionalmente. No hay que rendirse. Los psicólogos sabemos cómo ayudar en estos casos.Si te sientes estresado, con ansiedad, con depresión, no lo dudes, pide ayuda.
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