Dürckheim

El bien de todos.

“Necesitamos dirigentes políticos y económicos capaces de conciliar su poder en el mundo con la sabiduría de su corazón, su entusiasmo por la ciencia y la técnica con la aceptación realista de los valores y fuerzas del alma…” Karlfried G. Dürckheim en “Experimentar la trascendencia”, ed. Luciérnaga.

El bien de todos parece una utopía y la historia nos dice que de momento no hemos sabido, ni querido, buscarlo. Estamos globalmente lejos, aunque cada vez más personas, a nivel individual y de pequeñas comunidades trabajan en este sentido. Cuando oímos las noticias tenemos muchas veces la sensación de que algunos dirigentes políticos no son personas especialmente centradas, algunas veces son desequilibrados. Vemos una y otra vez cómo una persona puede ser capaz de dar un giro espectacular a las situaciones. En lo absoluto del Tao no podemos hablar de bien y de mal, cada situación es fruto de muchas circunstancias y genera muchas otras. Sin embargo, en el mundo de cada día si que vemos cómo la codicia, el egoísmo, la falta de empatía, los intereses económicos desmedidos de grupos de poder, influyen en las vidas de todos de forma negativa. Más que nunca es necesario encontrar políticos y directivos centrados, con mentes claras y compasivas, con la comprensión suficiente para ver el beneficio de pensar en todos, no en unos pocos. Hablar como lo estoy haciendo parece predicar en el desierto, y sin embargo, es la única esperanza para lograr un mundo habitable para todos los seres vivos, igualitario y realmente humano. ¿Seremos los humanos capaces de devenir realmente “humanos”, según los valores que nos definen? Es el gran reto de esta era. Apostemos por el cambio personal para, entre otras cosas,  poder elegir mejor a aquellos que tienen poder para influir en las decisiones que nos afectan a todos. Esto también implica aprender a dialogar y a aceptar que hay personas que piensan de forma diferente a cómo pensamos nosotros. Sin diálogo, no hay crecimiento real en ningún nivel de la vida. En el libro de K. Ishiguro “Clara y el sol” el robot es realmente quien se comporta de un modo más humano, siendo capaz de sacrificarse por su humana. Espero que esto sea sólo una fábula. Para ello, cada uno de nosotros debe asumir su parte de responsabilidad en la construcción social que integra la política, la economía, la educación y eso que de forma indefinida llamamos “nuestra vida”.
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